martes, 13 de septiembre de 2011

Un Poco sobre María Luisa Martínez

María Luisa Martínez de García Rojas (1780 - 1817). Nació en Erongarícuaro, Michoacán. Heroína insurgente.
Su esposo fue el C. Esteban García Rojas, que fabricaba jaranas (instrumento parecido a la guitarra). Sus actividades dentro de la población de Erongarícuaro fueron las del comercio, pues, además de la fabricación de jaranas, tenían una tienda de abarrotes, además de que poseían tierras que cultivaban. Sirvió a los insurgentes comunicándoles los movimientos de las tropas virreinales, por lo que se la encarceló y se la multó en varias ocasiones. Como no podía pagar la última fuerte multa, fue condenada a ser fusilada.
Luisa Martínez se involucró con los insurgentes gracias a que sabía leer y escribir, habilidad que muy pocos poseían en la época y que fue de gran utilidad para los insurgentes bajo el mando de Morelos, al respecto abundó Teresa Osorio: “ella recibía información de las tropas realistas y la mandaba a los lugartenientes de Morelos, y de parte de ellos recibía órdenes para los luchadores civiles y militares. Además les facilitaba víveres y todo lo que necesitaran”.
El ejército realista tomó prisionero a Tomás Pacheco y en su poder encontraron cartas de Luisa Martínez que iban dirigidas al alto mando de los insurgentes, y así lograron la captura de la heroína de Erongarícuaro: “el teniente coronel Pedro Celestino Negrete, comandante general de la primera división del ejército realista, destacado en la región occidental de México a la orden del general José de la Cruz, captura a Luisa y le impone un pago de mil pesos oro por su libertad en 1813, un año después le impone otra multa y en 1815 le exige 2 mil pesos oro por su libertad. El esposo cubrió las tres multas; sin embargo, se les impondría una más de 4 mil pesos oro a cambio del indulto, la cual no pudo ser pagada y la insurgente fue fusilada en el atrio de la iglesia de Erongarícuaro.
A los 35 años de edad fue asesinada María Luisa Martínez, y la tradición oral se ha encargado de transmitir que sus últimas palabras fueron: “¿por qué tan obstinada persecución en mi contra..? Tengo derecho a hacer cuanto pueda a favor de mi patria, porque soy mexicana. No creo cometer ninguna falta en mi conducta, sólo cumplo con mi deber”.